Por Paloma
Zarza y Mariano García
El fin de
semana del 22 y 23 de febrero hemos vivido en el Teatro Juan Prado de Valdemoro,
un taller coral para coros infantiles y otro para coros mixtos, ambos
organizados por el Coro Encanto de Casarrubuelos y la Escolanía Villa de
Valdemoro, en los que hemos contado como director invitado con el compositor Josu
Elberdin, gran conocedor del mundo coral y especialista en el ámbito musical
infantil.
Comenzábamos a
las 10 de la mañana del sábado. Josu, con su forma amable y cercana de
dirigirse a ellos, consiguió instantáneamente que casi 70 niños le prestasen
atención sin pestañear. Empezó el taller
con un calentamiento vocal en forma de “ducha musical” y los pequeños no le
perdieron de vista, con ojos grandes, vivos, reproduciendo de forma natural,
todas y cada una de las situaciones que él les hacía imaginar, convirtiéndolas
en sonido y ejercicios preparatorios para el canto. Ese era el objetivo del
juego: calentar la voz y preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para todo lo
que vendría después.
Vocalización previa al comienzo del trabajo de repertorio |
Media hora
después comenzaba el trabajo de repertorio con “Let me fly” (Tradicional
americana. Arr. Kirby Shaw), un divertido tema con el que Josu invitaba a los
niños a viajar a las calles de New York y convertirse en la más genuina "American
people". Y así lo hicieron, especialmente, las cantantes solistas Mireya y
Bea (Encanto) en el momento en que el tema lanza un mensaje muy claro y enriquecedor:
“ante la hipocresía y la mentira...lo mejor que puedes hacer es dejarlas pasar”.
Continuó el
trabajo con “Cubanita”, obra de la compositora vasca Eva Ugalde. Esta pieza
sirvió a Josu para trasladar a los niños a otro ambiente, otro ritmo, otro
baile, más caribeño y festivo, sin olvidar en todo momento, las indicaciones vocales que llevasen a la mejor
interpretación.
Tras apenas 20
minutos de descanso, continuaron con la canción “Can you hear me” de Bob
Chilcott. Josu empleó esta composición para hacer patente a los pequeños la
emoción y el sentimiento que se puede transmitir con el canto, si prestamos
atención al mensaje y lo hacemos desde el corazón. Acompañados del lenguaje de
signos, cantaron la historia de un niño sordomudo que nos pregunta si somos
capaces de oír y sentir como lo hace él. Esta canción fue una de sus preferidas
y lo demostraron con su forma de interpretarla.
Y por último la
canción israelí “Bo yavo haboker” (J. Hadar y B. Schweitzer), con un texto algo
más exigente, que los niños no dudaron en repasar durante la comida, hasta afianzarla
en su memoria. Josu se lo había puesto como reto y ellos no escatimaron esfuerzos.
Con una pequeña pero efectiva coreografía lograron hacer de este tema uno de
los más aplaudidos en el concierto final.
Durante toda
la jornada, los equipos de ambos coros que acompañamos a los niños fuimos
testigos de su interés, de su trabajo. Fue fabuloso ver en todo momento sus
caras, luminosas, atentas a Josu, con sus ojos abiertos al máximo,
absorbiéndolo todo, sin ser conscientes de la dura jornada que estaban
viviendo.
Los cuatro coros en el ensayo general previo al concierto de clausura, con la dirección de Josu Elberdin. |
Tras la merienda y el ensayo general, llegó el gran momento del
concierto, que se convirtió en una explosión de emociones. Primero actuó cada
coro en solitario. La Escolanía Villa de Valdemoro, dirigida por Gema Hidalgo,
nos hizo bailar con un original montaje de canciones africanas, con una
vistosísima puesta en escena gracias a interesantes coreografías y un vestuario
muy colorido. Tras ellos, el Coro Encanto de Casarrubuelos, dirigido por
Mariano García, nos deleitó con un variado repertorio que fue desde el mundo
Disney hasta un espiritual, pasando por una Cantiga de Alfonso X El Sabio. El
momento más curioso se produjo cuando falló la base musical pregrabada como acompañamiento
de la canción “For the beauty of the Earth”, y se vieron en la decisión de
improvisarla con el director sentado al piano en un lateral del escenario.
Mariano preguntó a los cantantes si se sentían preparados para tomar el riesgo
y el resultado fue muy satisfactorio, como demostró el público con un ensordecedor
aplauso, valorando la valentía y serenidad de los niños ante situaciones
imprevistas.
La Escolanía Villa de Valdemoro, sorprendió con su programa de música africana |
El Coro Encanto volvió a emocionar con su estilo fresco y la limpieza de sus interpretaciones. |
Pero sin duda,
el momento culminante de la jornada y del concierto se produjo cuando Josu
Elberdin subió al escenario, y los 70 niños dejaron de ser dos agrupaciones
para convertirse de nuevo en el gran equipo que habían sido durante todo el
taller. Y dirigidos por Josu Elberdin, nos emocionaron a todos con su
interpretación de los temas que habían trabajado durante la mañana y la tarde. Fue
una absoluta demostración de que la música no tiene edad y sus voces, menudas
pero muy grandes en escena, fueron capaces de hacernos vibrar, y a más de un
padre, madre, abuelo.... derramar lágrimas, mezcla de orgullo y emoción.
Como guinda
final, el concierto concluyó con un emotivas palabras de Josu hacia el público alabando
la función educativa y artística de los dos proyectos corales organizadores. Y
pidió la la participación de las corales Villa de Valdemoro y Santiago Apóstol
de Casarrubuelos que, junto a los niños interpretaron como cierre el emocionante
tema “Por esto cantamos juntos”, compuesta y dirigida por el propio Josu
Elberdin.
Todos los coros se unieron para cantar "Por esto cantamos juntos", de Josu Elberdin, con la que emocionaron a todo el público. |
La mañana del
domingo era el turno para los coros adultos. Bien pronto nos reunimos en el
teatro, de nuevo para seguir aprendiendo. Desperezando el cuerpo, despertando
nuestros sentidos, buscando armónicos, haciendo divertidos ejercicios vocales,
iniciamos el taller con una brillante composición de Josu, “Exultate Justi”.
Nos explicó cómo se puede hacer de un tema aparentemente sencillo, una gran
composición, que permita su interpretación por diferentes agrupaciones vocales,
a capella o con acompañamiento, voces blancas o mixtas...
Continuamos
con la canción “Hear us, oh Lord” (Jens Johansen), a ritmo de espiritual. Josu
nos hizo ver con él la riqueza de matices que se pueden mostrar con una
composición, a priori, sencilla, sólo con dejarle a cada cuerda su sitio y
aprendiendo a escuchar el diálogo entre las voces. La música tiene voz por sí
sola, sólo hay que dejarla hablar y saber escuchar...
Por último,
nos trasladamos a Venezuela y trabajamos “Goza mi Calipso” (Albert Hernández),
Ritmo, intención, sugestión, riqueza de matices... Josu fue desgranando el tema
mientras los coros no podíamos evitar mover las caderas. Fue un trabajo muy
divertido. Y casi sin darnos cuenta, el taller llegó a su fin.
Los participantes en el taller de coros adultos fueron los cantores de la Coral Santiago Apóstol y la Coral Villa de Valdemoro. |
Saludábamos el
sábado al músico, y despedimos el domingo al amigo…, porque si algo ha
demostrado Josu Elberdin este fin de semana es su desbordante capacidad de
llegar a las personas. Nos ha contagiado su pasión y le damos las gracias por
ello. La grandeza de estos talleres no está sólo en lo que aprendemos de la
música y su interpretación; está también y quizá sobre todo, en ese componente emocional
que se respira en ellos y que acerca a las personas y une a los grupos. Grandes
y pequeños, decidimos pasar juntos unas horas, compartiendo la afición por la
música, que no sabe de diferencias, sino que nos reúne y nos hace más amigos.
Ha sido un fin
de semana inolvidable que esperamos poder repetir en breve. ¡Gracias Josu
Elberdin!
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